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in¿Su perro muerde? (1ª parte)

Seguramente le ha pasado, va por la calle con su perro y se acerca alguien a preguntar: ¿su perro muerde?... a lo que podríamos contestar: ¡Claro, todos los perros muerden!. Quizá lo vea usted como un mal chiste pero píenselo un poco más despacio…al decir todos los perros muerden, estoy pensando en que todos tienen la capacidad para hacerlo, todos pueden morder, los motivos pueden variar y de eso quisiera platicarle.

Cuando observamos una conducta extraña en nuestro perro, incluso quizá con nosotros mismos (no son pocos los propietarios que han sido mordidos por sus perros), en lo primero que debemos pensar es en la posibilidad de un problema de tipo físico, médico o quizá hasta neurológico. Vemos por ejemplo, que un perro viejo puede sentir dolor originado por problemas artríticos, por trastornos en sus piezas dentales, quizá una enfermedad bucal (si a usted le ha dolido alguna vez una muela, ¿verdad que está de un humor negro? ¿culparía a su perro por sentirse mal?. ¿Qué tal un tremendo dolor de oído?
Otra causa de agresión puede ser que en su mascota se presenten deficiencias sensoriales, problemas para ver u oír pueden ser el detonante de una conducta agresiva, ya sea defensiva , pero agresión al fin. ¿Realmente mi perro tuvo la culpa?...no vio o no oyó a la persona que se acercaba y reaccionó con sorpresa…¿culpable o inocente?

Problemas como enfermedades del Sistema Nervioso Central, tumores cerebrales, traumatismos, cambios hormonales, incluso trastornos vasculares cerebrales, que son, afortunadamente, no tan frecuentes pero que también deben ser tomados como una posibilidad del cambio de actitud.

Como verá, antes de decidir que el perro ha mordido por ser bravo, desconfiado, agresivo, etc. debemos, con ayuda de su Médico Veterinario, desechar la posibilidad de un problema de este tipo.

Ahora veremos que un perro puede morder por diferentes razones: puede agredir por dominación, por género, intraespecífica, por dolor, por miedo, puede presentarse una agresión materna, posesiva, predadora, territorial, desviada, aprendida, por juego, por excitación, hacia las personas, incluso puede ser una agresión inducida por las caricias.

Cuando adquirimos un ejemplar, lo ideal sería que supiéramos de antemano que clase de perro estamos adquiriendo, con esto quiero decir, saber que tamaño tendrá cuando llegue a la edad adulta, que función zootécnica tiene (rastreo, compañía, guarda, pastoreo, etc.), temperamento de los padres, manejo que se le brindó donde nació (maltrato, golpes, estimulación, etc. son factores decisivos en nuestro ejemplar) y que temperamento es el característico de la raza.

La agresión por dominación.
Es de un perro con un carácter fuerte, seguro. Vemos que es un ejemplar que ejerce un contacto visual sostenido, esto es, busca la mirada del contrario y él no baja su mirada, se para erguido, con una actitud rígida, el pelo se eriza aparentando mayor tamaño ante su oponente, orejas levantadas y orientadas hacia delante, las comisuras de los labios se retraen hacia arriba. Si sabemos que tenemos un perro de temperamento alto, es muy importante que se dé un manejo claro por parte de los propietarios, el perro debe saber que tiene un líder, al que debe obedecer. Es importante ponerlo desde pequeño, en contacto con otros perros, con personas ajenas al núcleo familiar, reforzando de manera positiva las actitudes correctas que presente.

Recuerde siempre que el perro es un animal de grupo y que cuando su ejemplar se interrelaciona , es normal que busque definir en que lugar jerárquico del grupo debe ir. Y si tiene la posibilidad de ser el jefe, por él, encantado. Muchas veces somos nosotros los que provocamos el conflicto al querer mantener una igualdad entre dos o más ejemplares; es igualdad no puede existir, habrá un dominante y un sometido, de esa forma la convivencia puede ser armoniosa. Por el contrario, cuando tenemos dos ejemplares que tienen características dominantes y ninguno se somete, vemos que están buscando cualquier pretexto para iniciar una confrontación.

La agresión por género.
Esto es, la agresión que puede presentarse entre macho y macho o bien entre hembra y hembra. Vemos por ejemplo, como dos machos se relacionaban perfectamente de cachorros, pero que cuando pasan a la pubertad y posteriormente a la edad adulta, esa interrelación se torna en conflictos y agresiones. La causa principal puede ser por cuestiones hormonales, al presentarse ya como ejemplares sexualmente activos, tratan de imponerse. Cuando el comportamiento de estos perros llega a ser un problema fuerte, una opción puede ser la castración, al disminuir sus niveles de testosterona su actitud será menos dominante, desafortunadamente puede haber casos en que aún siendo castrados no se elimine por completo el conflicto.

En el caso de las hembras, ¿usted a oído el refrán que dice: “viejas juntas, ni difuntas”, bueno, aplica un poco a nuestras perras. Si bien la causa de la agresión entre ellas de nuevo puede ser principalmente de tipo hormonal. El cambio de conducta se presenta en perras enteras (esto es, que no se les ha retirado útero y ovarios) que están entre 1 y 3 años de edad. Favorecido por una jerarquía social no bien definida. Y puede incrementarse o desatarse el conflicto durante el celo, gestación o pseudogestación de alguna de ellas. Curiosamente, la conducta agresiva entre hembras es más difícil de resolver que entre los machos.

Agresión intraespecífica.
Esto es cuando el perro es agresivo con todos los otros perros: machos, hembras, cachorros. Los motivos de esta conducta pueden ser los mismos que tendría el perro para agredir a una persona. La falta de interacción con otros perros durante las etapas sensibles de desarrollo, haber sido retirado muy pequeño del resto de la camada, ser cachorro único, haber permanecido aislado de otros perros, experiencias desagradables o dolorosas en sus primeros encuentros con otros ejemplares, todo esto puede ser la causa de la agresión. Desgraciadamente, los perros que no tuvieron un contacto con sus semejantes en sus etapas sensibles de desarrollo es posible que no puedan superar este problema. Por eso le comentaba al principio la importancia de saber cómo fue tratado el cachorro en el sitio donde nació, con quienes convivió y la edad en que fue separado tanto de la madre como de sus hermanos.

Agresión por dolor.
Ya lo habíamos comentado, si un perro tiene un malestar físico y nosotros tocamos esa parte del cuerpo, es probable que él responda con agresión. Puede suceder incluso cuando alguien intenta acariciar al perro o bien para medicarle y él experimente dolor. En el caso, por ejemplo, de un perro que tuvo un problema de otitis (infección en el oído) que le duró bastante tiempo y fue muy dolorosa para él, no sería raro que quedara sensibilizado a no dejarse tocar las orejas, ya que él recuerda que esa zona le produce dolor. Debemos tener cuidado e irlo desensibilizando poco a poco para que descubra que cuando le tocan las orejas, ya no experimenta molestia ni dolor.

La agresión por miedo.
Este tipo de agresión tiene quizá más que cualquiera otra un origen genético. Parece ser que el miedo es una de las características de temperamento que son más heredables. Esto es, padres miedosos es muy probable que den hijos miedosos. De ahí la importancia de que cuando pensemos adquirir un cachorro, veamos a los padres, ¿son seguros? ¿ estables? ¿nerviosos?...píenselo bien, así puede ser su perro cuando se convierta en adulto y no queremos “adultos problema” ¿verdad?.

La agresión por miedo también se denomina agresión defensiva, esto es, el perro se siente amenazado, sabe que va a ser castigado o incluso por tratar de acercarnos a él y al no poder eludir el estímulo que provoca su miedo, la única opción que le queda es el ataque. De nuevo la falta de socialización, el castigo exagerado pueden ser la causa detonante de esta actitud y muchas veces, el propietario, al ver el miedo que manifiesta su perro, trata de solucionarlo hablándole suavemente, intentando calmarlo, sin saber que lo que está haciendo es reforzando dicha conducta. Recuerde, un perro que tiene miedo nunca se acaricia, háblele con un tono de voz que le infunda seguridad, que lo tranquilice y ya superado el miedo, gratifíquelo.

Es obvio pero más vale recordarlo, un perro acorralado, temeroso, que sienta que no tiene escapatoria utilizará como su último recurso la agresión. Será una mordida por miedo pero mordida a fin de cuentas.

Agresión materna.
Las madres tienen un instinto protector hacia su camada. De ahí que una perra que esté con sus cachorros pueda presentar una conducta agresiva tanto hacia personas como a otros animales que intenten acercarse a sus pequeños. Incluso las perras que presentan pseudogestación pueden manifestar esta conducta.
Este tipo de agresión es totalmente comprensible, su instinto le marca que no debe permitir que sus cachorros puedan estar en peligro. Existen perras más protectoras que otras y pueden llegar incluso a no dejan ni al dueño acercarse, esto sucede sobre todo, los primeros días después de haber parido. Es recomendable no tratar de forzar la situación, dejar a la hembra tranquila, si se requiere manipular a los cachorros se utilizará la modificación conductual de la perra. Una hembra bien adiestrada es probable que permita que los miembros de la familia con los que ella siente más confianza toquen a sus cachorros. Debemos tener cuidado con los niños pequeños que se sienten fuertemente atraídos a tocar y cargar a los cachorros. También el aceptar que personas extrañas a la perra vayan a verlos o quieran tocarlos es buscar provocar un problema, la perra estará inquieta, puede agredir y la culpa sería totalmente nuestra.

Continuará...........................

En la parte II veremos: Agresión posesiva, predadora, territorial, desviada, aprendida, por juego, por excitación, hacia las personas y por caricias.

 

 

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Muy interesante

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